lunes, 8 de julio de 2013

PRIMOS

PRIMOS


La palabra primo viene del latín primus (primero) de ahí sus significados de primero y excelente. El significado de hijo del tío, viene de la expresión consobrinus primus, que se refería a primer grado de consanguinidad.
La palabra primus nos dio primavera, primero, primo, primor, príncipe, principio, principal, etc.

Si las cuentas no me fallan (siempre me costaron las matematicas) tengo 13 primos aportados por la escudería alemana (los Holzmann) y la bonita suma de 21 del lado del País Vasco (los Machiñena). Si me agrego junto a mi hermano, llegamos a 36. Numero grande teniendo en cuenta lo pequeño de las familias actuales.

Desde muy pequeño compartí junto a varios de mi edad “pintorescos atuendos” que, a no dudarlo, seguramente habían pertenecido a algún otro primo que tuvo la peregrina idea de crecer.

Como olvidar tantos juegos compartidos: multitudinarios “picados” con jugadores de varias generaciones.
Palos de escobas convertidos en briosos corceles y maderas, huesos, hierros, alambres, etc. transformados en poderosas armas para jugar a “los pistoleros”.
 (Supe de alguna cautiva privada de su libertad por largo rato, a manos de su amoroso hermano)

La escondida en los lugares más inverosímiles. La parva de fardos en lo de tío Esteban que servia para los mas imaginativos juegos, con el agregado del Pampero, petizo noble que resistía estoicamente la monta de los numerosos primos.

Los veranos en los tanques, para los del pueblo, era el acceso a piletas de natación circulares que nos permitieron dar nuestros primeros chapuzones. (Nadie como el tío Pedro para arrojarte por los aires y caer al agua….que vértigo).

Creo recordar, lejanamente, los cumpleaños de Lalo Casalá, en los cuales se nos abría ese universo mágico de las revistas, vendidas por sus tías, en el negocio de al lado de su “shopping”.

Cumpleaños de tía Modesta, invadíamos el campo de los Irurueta tal horda de forajidos. Matanza indiscriminada de palomas, asalto a la pileta de material (un lujo para la época), fútbol nocturno, rotura de sillas y muebles varios, comilona sin fin, etc. Siempre pensé que el día después, era para esa gente, como el paso del caballo de Atila……..no volvía a crecer la hierba.

Vamos creciendo, y ya adolescentes, el vínculo con los de la misma edad se hace más cercano. Con tres de ellos compartí todo el secundario con imborrables momentos en la EEM N*1.

Con los más grandes, la para nada sana envidia de verlos “rajar” después de la cena para salir a bailar. Con los más pequeños el revisar detrás de las puertas para que no escuchen nuestras conversaciones…..de grandes.

El campito del Tato, la feria de Felipe Solá (que para mí era del tío Modesto), la casa de abuela Margarita,  (uno no sabia que manjar se presentaría ante nuestros ojos, cuando ella volvía de la piecita de atrás), el campo de la Oti eran  puntos de encuentro para los primos con sangre “rusa”.

Con alguno me tocó el privilegio de trabajar juntos: vacas, herramientas, tractores “trípticos”, cosechas varias, rollos en las oscuras noches y…hasta la lectura del Apocalipsis bíblico en alguna noche de insomnio. Experiencia marcada a fuego, aprendizajes de todo tipo que nunca terminaré de agradecer.  Bajo la sombra de la higuera de ese campo que tanto amo, conversaciones con prima, que admiro en varios sentidos.

Navidad con los Vascos, Año Nuevo con los Rusos (Feliz año nueevooo saluda Jorgito).

A la numerosa prole de primos se le agregan sus parejas. Refuerzos de exportación que le agregan al conjunto, todo tipo de cualidades y que nos hacen un equipo con una riqueza técnica inigualable.

Pasa el tiempo y cuando la vida muestra su peor rostro (en las enfermedades y ausencias) son los primos los que aparecen para poner el hombro o dar el abrazo fraterno.

El tiempo vuela, y ya a la mesa se sientan los hijos de los primos, con la alegría mayor de que nazcan relaciones de amistad entre ellos.

De algunos admiré sus cualidades deportivas, con otros pudimos celebrar, copa de por medio, hermosas charlas, en todos los casos siempre el encuentro con un primo fue un motivo de alegría.  

A algunos nos lo veo hace rato, con otros, encuentros esporádicos y con varios, por una cuestión geográfica, la cosa es más cercana. Sin embargo el sentimiento no cambia para con todos. Saber de cada uno y como le va la vida siempre es un placer difícil de explicar pero que me pasa cada vez que ocurre.

Buenos Aires, San Bernardo, Pellegrini, Bordenave, Darregueira, Jacinto Arauz, Pigue, Bahía Blanca, Punta Alta, Santa Rosa, Comodoro Rivadavia, Maquinchao, Neuquén, El Chalten, Rió Grande (si, también en Tierra del Fuego), La Angelita, El Pincen y Felipe Solá; lugares en los que vivieron y viven mis queridos primos. Sitios en los cuales, si uno pasa, seguramente habrá una mesa tendida esperándolo para celebrar el reencuentro.

Por último vaya el reconocimiento a dos mujeres: mis abuelas.
Margarita, la de las manos como panes y Doña Rita, heroica mujer, madre de 10 hijos.
Sin ellas, sin su obstinación por la familia, sin su tranquilo amasar, unir complementar y JUNTAR, nosotros no nos hubiéramos ENCONTRADO, en el real sentido de la palabra.
Valga también para todos los tíos y tías, por su infinita paciencia, por promover los encuentros y dejarnos quedar en sus casas, cada vez que a uno se le ocurría.
Seguramente muchas veces pensarían como Don Manuel Irazoqui cuando le preguntaban por la llegada de sus nietos: “Contento cuando vienen, mas contento cuando se van”.

A Oscar, Laura, Jorge, Claudia, Ricardo, Lujan, Marcela, El Facha, Gustavo, Cachi, Paula, Maru, Ana Soledad, Dante, Anabel, Tito, Gustavo, Mauri, Gonzalo, Adriana, Darío, Marcela, Fernanda, Graciela, Pablo, Pili, Yanil, Cesar, Marina, Fabio, Andrea, Lorena, Maria Gisela y Maria Paula,   

PRIMOS, GRACIAS……..TOTALES.



PD. Toda anécdota relacionada con el tema PRIMOS, será bienvenida.
PD.1  Se aceptan correcciones y agregados



Rodrigo “Primus” Paulo Holzmann.

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